Es Navidad y el marisco cobra fuerza en nuestras mesas. Quizás no sea el alimento favorito de los más pequeños, pero puede que a los más mayorcitos sí les apetezca probar estos manjares del mar.
Reacciones alérgicas al marisco
La alergia al marisco no es frecuente entre los niños, si en los adultos, pero cuando aparece, suele ser persistente.
El marisco incluye dos tipos diferentes de animales marinos comestibles:
Los crustáceos: cangrejos, langostinos, camarones y percebes.
Los moluscos: mejillones, almejas, berberechos y chipirones.
Si en estas fiestas tras comer marisco nos sentimos mal, seguramente nos preguntemos: ¿He tenido una reacción alérgica o estaba en mal estado el marisco? Según los síntomas que presentemos, la respuesta será una u otra.
Los moluscos se alimentan por filtración y pueden llegar a acumular gérmenes y/o toxinas que se encuentran en el mar. Si están contaminados, al ingerirlos, generalmente se producen vómitos, dolor abdominal y/o diarrea. Esto suele ocurrir horas después de haberlo comido.
Entre las alergias al marisco, la alergia a los crustáceos es la más conocida y la alergia a gamba, la más estudiada.
La gamba tiene un alérgeno que se llama tropomiosina. Es su alérgeno principal y una proteína termoestable, es decir, resistente al calor y muy abundante en el líquido de cocción.
Puede ser transportada en los vapores de cocción. ¿Qué significa esto? Pues que los niños alérgicos a la gamba sólo con el olor pueden presentar una reacción alérgica como tos, pitidos en el pecho, dificultad respiratoria o urticaria, entre otras.
¿Sabíais que existe relación entre la alergia al marisco y la alergia respiratoria al polvo?. Esto se debe a que estas tropomiosinas alergénicas se encuentran en algunos invertebrados no comestibles como los ácaros del polvo o las cucarachas.
Las reacciones alérgicas producidas por el marisco son similares a las causadas por alergia a otros alimentos: picor o ronchas en la zona de contacto al tocar las cáscaras y conchas mientras las pelamos o al llevarlo a la boca.
También pueden aparecer síntomas digestivos (dolor de tripa, vómitos, diarrea) y respiratorios (tos, pitidos en el pecho o dificultad respiratoria). Los pacientes asmáticos tienen mayor riesgo de desarrollar reacciones graves.
Evitar comer marisco es el único tratamiento. En los casos de niños muy sensibles, se deberá evitar también la exposición por inhalación.
Contáctenos sin compromiso.
Desde Senda, os recordamos que si salís a comer fuera de casa, debéis llevar siempre consigo el informe y la medicación pautada por vuestro pediatra alergólogo. Ante cualquier duda, no dudéis en solicitar cita con la Dra. Ortega Casanueva, especialista en alergia infantil.
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